Uno de los propósitos más recurrentes al empezar el año es bajar de peso, cambiar de hábitos y llevar un estilo de vida saludable, cada vez se da más importancia a la salud de manera preventiva y en nuestra consulta se repite frecuentemente el objetivo de sentirnos mejor con nosotr@s mism@s.
Año tras año, nos prometemos hacer cambios en nuestro estilo de vida para que sea más saludable, ya sea apuntarnos al gimnasio, “hacer dieta” o dejar de fumar. Pero, ¿por qué en muchas ocasiones estos propósitos los guardamos en el cajón de “cosas pendientes”?
Porque no nos comprometemos con un plan de acción.
Un propósito es el deseo de cambiar algo en nuestras vidas, entonces nos marcamos un objetivo a largo plazo. Pero un plan de acción responde a esta pregunta: ¿qué estás dispuesto a hacer para conseguirlo? ¿A qué te comprometes ahora mismo? Por tanto, es necesario crear objetivos a corto plazo que sean alcanzables.
Responder a estas preguntas no es tan sencillo, primero tenemos que confiar en nosotros mismos y nuestro gran potencial (un truco: echa la vista atrás y observa cuántas cosas has conseguido con tu esfuerzo en muchas ocasiones, en serio: haz una lista); el siguiente paso es descubrir qué nos motiva, para qué queremos conseguir ese objetivo (imagínate a ti mismo habiendo conseguido tu propósito, ¿cómo te sientes? ¿Qué estás haciendo?) y, por último, ser conscientes de que todo proceso se consigue poco a poco (visualiza tu objetivo a corto plazo, piensa en un pequeño cambio que puedas realizar en 21 días), ya que mantener los objetivos a largo plazo no es tarea fácil si no nos situamos en el “ahora”.
Ahora: para (tómate unos segundos), respira profundamente, obsérvate a ti mismo y continúa.
Para emprender un camino hacia un estilo de vida saludable tenemos que enfocar el objetivo a través del cambio de hábitos y para empezar, vamos a analizar algunos de estos conceptos:
- ¿A qué nos referimos con CAMBIO?: En un proceso de cambio lo más importante es nuestra actitud, ya que es necesario tener la mente abierta a nuevas posibilidades y aprendizajes que nos permitan aumentar nuestras habilidades y conocimientos. No es lo mismo decir “no puedo hacerlo” que “no sé hacerlo”. Además, el cambio será más complicado si nos aferramos a creencias que nos limitan este proceso.
“Si quieres un cambio verdadero, camina distinto”
- ¿Qué son los HÁBITOS?: Para llevar a cabo un cambio en nuestro estilo de vida hay que tener en cuenta nuestras costumbres y rutinas, es decir, nuestros hábitos. En primer lugar, conocer cómo somos y cómo nos relacionamos desde hace mucho tiempo con nuestra alimentación y demás aspectos que intervienen en tu propio estilo de vida actual, y también qué acciones realizamos de manera automática e inconsciente. Así podremos saber qué factores nos limitan y cuáles potencian nuestro objetivo. De tal manera que podamos identificar aquellos que no nos permiten alcanzar nuestro propósito.
Una vez claros estos conceptos, empezamos a diseñar nuestro PLAN DE ACCIÓN…
Cuando tenemos definido nuestro objetivo, lo situamos en la cima. Por ejemplo: bajar de peso.
Pero, ¿dónde nos situamos nosotros? Generalmente una actitud positiva nos permite ver de frente a nuestro objetivo para darnos cuenta que el camino para conseguirlo no es tan desconocido, sino que ya contamos con numerosas herramientas que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y que de nuevo podemos utilizarlas de forma consciente para acercarnos a nuestra meta. Por ejemplo: aumentar la actividad física o llevar una alimentación más saludable.
Esto quiere decir que no nos encontramos en el km 0 de nuestro camino, sino que ya estamos en él y bien equipados. Por otro lado, también es frecuente que si hemos intentado llegar a esa cima en otras ocasiones, nos acompañen creencias y experiencias tanto positivas como negativas, por lo que conviene emprender el camino esta vez con un equipaje más ligero, dejando atrás algunos de esos pensamientos negativos que muchas veces nos acompañan. ¿Qué pensamientos negativos son los que no te permiten avanzar?
¿Cómo podemos alcanzar el objetivo? Dividiendo nuestros esfuerzos en pequeñas etapas, es decir, no tratar de llegar rápido y a toda costa, sino hacernos responsables de cada pequeña decisión que tomemos. Por ejemplo: subir las escaleras en vez de coger el ascensor o hacer una lista de la compra con alimentos más naturales y saludables.
Además, no solo contamos con lo que ya sabemos sobre cómo llevar un estilo de vida saludable, sino que podemos aumentar nuestros conocimientos y habilidades a través de los profesionales de la salud (nutricionistas, dietistas, psicólogos, médicos, entrenadores, etc.) y alternativas que se nos ocurran a nosotros mismos, pues nadie conoce mejor su cuerpo y estilo de vida que uno mismo.
¿Qué pasa cuando alcanzamos nuestro objetivo? Hay que tener en cuenta que ya no somos los mismos que al principio del camino y no solo por haber conseguido bajar de peso, por ejemplo, sino que también hemos ampliado nuestros recursos con más conocimientos y habilidades para llevar un estilo de vida saludable. En este punto lo más importante es mantener aquellos cambios y transformar en hábitos que podamos incluir en nuestro día a día, porque si nos limitamos a seguir unas pautas durante un tiempo, pero no las incorporamos como hábitos, es probable que vuelva regresemos al punto de partida (también conocido como efecto rebote).
Nosotros, en Body Evolución, os ayudamos a formular correctamente vuestro propósito a través de un plan de acción definido durante las sesiones de coaching nutricional.